Camino
por un callejón oscuro,
alguien
me persigue,
Una
hermosa mujer aparece frente a mí
Tiene
el cabello rojo,
La
piel blanca como la nieve,
Me
sonríe y me mira fijamente
Se
acerca,
Quedo
inmóvil,
Me
toma entre sus brazos
Admira
en silencio mi cuello,
Y
con un fuerte golpe me muerde,
Lentamente
bebe mi sangre
Hasta
saciar su sed,
Cuando
terminó de alimentarse de mí,
Me
dice al oído, - te daré la inmortalidad-
Hace
un pequeño corte en su brazo,
Me
pide beber su sangre,
Me
dice -bebe mi sangre y vivirás para siempre-
Con
mi último aliento,
Me
alimento de su sangre,
Ahora
soy inmortal, un vampiro.
Salvador García Pérez
3/Junio/08
3:31 p.m.
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