Monotonía en los sermones de los sacerdotes católicos
¿Por qué muchos católicos abandonan, se alejan de su religión o reniegan
de ella? Porque los sacerdotes no cambian el sermón de cada misa, es decir, no
hablan de temas que la gente necesita, como la igualdad de género, la
violencia, los feminicidios, los infanticidios, las drogas, adicciones,
pornografía, las relaciones sexuales en adolescentes, etc., en cambio persisten en temas abstractos,
teológicos, crípticos y poco entendibles para los feligreses que asisten a la
misa ya sea los domingos o cualquier día de la semana. Se puede observar a los
asistentes escuchando “atentamente” las palabras del sacerdote en la homilía (explicación de lo relatado en el Evangelio),
pero lo cierto es que gran parte de las personas no entienden realmente el
mensaje que el sacerdote trata de transmitir, por lo que el ciclo de la
manipulación, ignorancia y engaño continua.
La inutilidad de algunos sermones católicos
Los sermones
de algunos sacerdotes católicos no aportan nada nuevo a la vida cotidiana se
los mexicanos postmodernos, tan solo repiten lo que está escrito en los
evangelios de la Biblia, en otras palabras, es un discurso hueco sin contenido
aplicable, realmente útil para la vida cotidiana. Claro que no es posible
generalizar, pero la gran mayoría de los sacerdotes, son individuos que se han
quedado “estancados” y que por lo tanto no evolucionan en la enseñanza, son
como robots que repiten una y otra vez aquello que les fue enseñado en el
Seminario (donde se preparan
académicamente los sacerdotes), y no leen a autores como Nietzsche,
Schopenhauer, Marx, Tolstoi, Dostoievski, Kafka, entre muchos otros que
revolucionaron que pensamiento de la humanidad.
Los niños en la misa
Como pretenden
los padres de familia que los niños menores de diez años estén quietos, en
silencio como estatuas o zombi atentos al sermón del sacerdote y la ceremonia
entera de la misa. La misa católica es un evento que requiere conocimiento al
respecto, disposición, y una edad adecuada
para comprender correctamente el mensaje allí difundido, sin embargo,
tal parece que a muchos padres no les interesa que sus hijos crezcan “amando”
la religión católica. Los “atan”, obligándolos a estar quietos, atentos a lo
que el Sacerdote dice, y esto para el niño resulta ser un tormento, puesto que
en su mente solo es importante jugar, saltar, correr y experimentar.
No ocurre lo
mismo en la mayoría de los casos, todo auspiciado por los sacerdotes que no
frenan esta situación, recomendando a los padres que no lleven a sus hijos
menores de doce años y que aun no realizan la primera comunión, por lo que no
están en disposición de escuchar el sermón. Si usted tiene hijos pequeños, que
no están preparados para escuchar la misa, ¡entiéndanlo! Dios no castiga, Dios
no juzga, de nada sirve escuchar misa si maltratas a tus hijos obligándolos a
escuchar algo que no entienden.
Jesús de Nazaret, el mito que fomenta el Clero católico
Jesucristo por definición no
es infalible, así lo demuestra su naturaleza según lo que se conoce de él a
través de los textos bíblicos de la Iglesia Católica, sin embargo los hombres
que se supone son sus representantes en la Tierra lo son, por lo que sus
acciones deben reflejar su condición de representantes o sucesores de él, a
pesar de su fragilidad humana.
En los relatos referentes a su vida
pública encontrados en la Biblia, Jesús de Nazaret (Cristo), además de pregonar
“la buena nueva”, curar a los
enfermos, expulsar “demonios”, o
perdonar a los “pecadores” (todo
aquél que rompiera una regla ética, social, religiosa o moral entre otras), era
un defensor de los derechos humanos, un activista que gustaba de enfrentar a
los poderosos de forma sutil, es decir, a través de enseñanzas que impartía a
sus seguidores, por medio de parábolas, cuentos o anécdotas. En ellas planteaba
situaciones que mostraban un dilema ético o moral a resolver (propios de su
época) con el propósito de que sus discípulos entendieran de forma sencilla el
mensaje que les transmitía. Jesús no era un caudillo, político o en términos de
los antiguos griegos un sofista, sino un maestro iluminado, un ser capaz de
comprender a la perfección la naturaleza del hombre, así como sus distintos
matices emocionales, sociales es decir humanos.
Como maestro iluminado, su deber
consistía en denunciar el abuso de los poderosos, a veces directamente, otras
por medio de parábolas (historias con moraleja o sea una enseñanza) de tal
manera que la gente común (sin estudios académicos) lo entendiera.
El precio que el individuo
comprometido por denunciar los abusos e hipocresía de los poderosos ya sean
políticos, religiosos, militares, judiciales, civiles, académicos, etc., es el
escarnio, la calumnia, persecución y la desinformación o deformación de la
verdad revelada y en casos extremos la muerte.
La verdad a veces incomoda, otras
veces puede ignorarse desinformando a la opinión pública (personas,
ciudadanos), pero tarde o temprano se sabe, aunque la mayoría de las personas
no quiera o pretenda no creer en ella.
Ahora bien, la Religión Católica es
“heredera” de Jesús de Nazaret (Cristo), y como tal se debe adecuar a
sus enseñanzas, sin embargo podemos darnos cuenta que eso no es así. A través
de los años, la mafia oculta tras el poder Religioso Católico, ha engañado a
sus feligreses haciéndoles creer que El Clero Católico (Clero: organización
jerárquica religiosa), es un organismo libre de corrupción, “pecado”, o
cualquier manifestación del mal (ocio, lujuria, vicios, sexo, etc.), nada más
alejado de la realidad, pues desde el Vaticano (el Papa), los excesos se
expanden hasta las órdenes religiosas, seminarios, monasterios de religiosas
(monjas) y religiosos (padres), y todo esto oculto a la vista de los feligreses
año tras año.
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