jueves, 3 de marzo de 2016

Sobre los errores de la Religión Católica

Monotonía en los sermones de los sacerdotes católicos

¿Por qué muchos católicos abandonan, se alejan de su religión o reniegan de ella? Porque los sacerdotes no cambian el sermón de cada misa, es decir, no hablan de temas que la gente necesita, como la igualdad de género, la violencia, los feminicidios, los infanticidios, las drogas, adicciones, pornografía, las relaciones sexuales en adolescentes, etc.,  en cambio persisten en temas abstractos, teológicos, crípticos y poco entendibles para los feligreses que asisten a la misa ya sea los domingos o cualquier día de la semana. Se puede observar a los asistentes escuchando “atentamente” las palabras del sacerdote en la homilía (explicación de lo relatado en el Evangelio), pero lo cierto es que gran parte de las personas no entienden realmente el mensaje que el sacerdote trata de transmitir, por lo que el ciclo de la manipulación, ignorancia y engaño continua.

La inutilidad de algunos sermones católicos

Los sermones de algunos sacerdotes católicos no aportan nada nuevo a la vida cotidiana se los mexicanos postmodernos, tan solo repiten lo que está escrito en los evangelios de la Biblia, en otras palabras, es un discurso hueco sin contenido aplicable, realmente útil para la vida cotidiana. Claro que no es posible generalizar, pero la gran mayoría de los sacerdotes, son individuos que se han quedado “estancados” y que por lo tanto no evolucionan en la enseñanza, son como robots que repiten una y otra vez aquello que les fue enseñado en el Seminario (donde se preparan académicamente los sacerdotes), y no leen a autores como Nietzsche, Schopenhauer, Marx, Tolstoi, Dostoievski, Kafka, entre muchos otros que revolucionaron que pensamiento de la humanidad.

Los niños en la misa

Como pretenden los padres de familia que los niños menores de diez años estén quietos, en silencio como estatuas o zombi atentos al sermón del sacerdote y la ceremonia entera de la misa. La misa católica es un evento que requiere conocimiento al respecto, disposición, y una edad adecuada  para comprender correctamente el mensaje allí difundido, sin embargo, tal parece que a muchos padres no les interesa que sus hijos crezcan “amando” la religión católica. Los “atan”, obligándolos a estar quietos, atentos a lo que el Sacerdote dice, y esto para el niño resulta ser un tormento, puesto que en su mente solo es importante jugar, saltar, correr y experimentar.
No ocurre lo mismo en la mayoría de los casos, todo auspiciado por los sacerdotes que no frenan esta situación, recomendando a los padres que no lleven a sus hijos menores de doce años y que aun no realizan la primera comunión, por lo que no están en disposición de escuchar el sermón. Si usted tiene hijos pequeños, que no están preparados para escuchar la misa, ¡entiéndanlo! Dios no castiga, Dios no juzga, de nada sirve escuchar misa si maltratas a tus hijos obligándolos a escuchar algo que no entienden.

Jesús de Nazaret, el mito que fomenta el Clero católico

Jesucristo por definición no es infalible, así lo demuestra su naturaleza según lo que se conoce de él a través de los textos bíblicos de la Iglesia Católica, sin embargo los hombres que se supone son sus representantes en la Tierra lo son, por lo que sus acciones deben reflejar su condición de representantes o sucesores de él, a pesar de su fragilidad humana.
En los relatos referentes a su vida pública encontrados en la Biblia, Jesús de Nazaret (Cristo), además de pregonar “la buena nueva”, curar a los enfermos, expulsar “demonios”, o perdonar a los “pecadores” (todo aquél que rompiera una regla ética, social, religiosa o moral entre otras), era un defensor de los derechos humanos, un activista que gustaba de enfrentar a los poderosos de forma sutil, es decir, a través de enseñanzas que impartía a sus seguidores, por medio de parábolas, cuentos o anécdotas. En ellas planteaba situaciones que mostraban un dilema ético o moral a resolver (propios de su época) con el propósito de que sus discípulos entendieran de forma sencilla el mensaje que les transmitía. Jesús no era un caudillo, político o en términos de los antiguos griegos un sofista, sino un maestro iluminado, un ser capaz de comprender a la perfección la naturaleza del hombre, así como sus distintos matices emocionales, sociales es decir humanos.
Como maestro iluminado, su deber consistía en denunciar el abuso de los poderosos, a veces directamente, otras por medio de parábolas (historias con moraleja o sea una enseñanza) de tal manera que la gente común (sin estudios académicos) lo entendiera.
El precio que el individuo comprometido por denunciar los abusos e hipocresía de los poderosos ya sean políticos, religiosos, militares, judiciales, civiles, académicos, etc., es el escarnio, la calumnia, persecución y la desinformación o deformación de la verdad revelada y en casos extremos la muerte.
La verdad a veces incomoda, otras veces puede ignorarse desinformando a la opinión pública (personas, ciudadanos), pero tarde o temprano se sabe, aunque la mayoría de las personas no quiera o pretenda no creer en ella.
Ahora bien, la Religión Católica es “heredera” de Jesús de Nazaret (Cristo), y como tal se debe adecuar a sus enseñanzas, sin embargo podemos darnos cuenta que eso no es así. A través de los años, la mafia oculta tras el poder Religioso Católico, ha engañado a sus feligreses haciéndoles creer que El Clero Católico (Clero: organización jerárquica religiosa), es un organismo libre de corrupción, “pecado”, o cualquier manifestación del mal (ocio, lujuria, vicios, sexo, etc.), nada más alejado de la realidad, pues desde el Vaticano (el Papa), los excesos se expanden hasta las órdenes religiosas, seminarios, monasterios de religiosas (monjas) y religiosos (padres), y todo esto oculto a la vista de los feligreses año tras año.



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